¿Qué es la ciática?
La ciática es una patología muy dolorosa que puede durar varios días. Se produce a causa de la irritación del nervio ciático, es decir, debido a la inflamación o lesión de este nervio. La ciática no es una enfermedad por sí sola, sino que es un síntoma de otro problema de salud.
El dolor causado por ciática es el que se produce por la inflamación o lesión del nervio ciático, a veces provocada por su compresión en contracturas musculares, por un desplazamiento discal de la columna o por un estrechamiento del canal del nervio.
Suele provocar un dolor irradiado que se extiende desde la espalda, hasta la pierna, llegando incluso hasta el pie. La musculatura alrededor de la zona suele contraerse ante el dolor agravando al situación. En otras ocasiones, es el disco de la columna el que se desplaza hacia atrás, presionando al nervio.
¿Qué síntomas presenta?
Los síntomas que produce la ciática pueden llegar a dificultar la calidad de vida del paciente. Entre los principales, destacan:
- Dolor: el grado de dolor puede variar desde un dolor leve que apenas ocasiona molestias, a un dolor sordo o muy intenso que dificulta la capacidad de movimiento.
- Hormigueo: se produce en las piernas, las pantorrillas y los pies.
- Entumecimiento: se pueden notar entumecidas aquellas zonas en las que se produce dolor y hormigueo.
- Debilidad: es muy común que algunas partes del cuerpo se sientan débiles.
Causas de la ciática o por qué se produce
Las causas más comunes de la ciática son:
- Hernia de disco
- Estenosis raquídea
- Síndrome piriforme
- Lesión o fractura de la pelvis
- Tumores
¿Se puede prevenir?
La ciática no se puede prevenir, ya que no se trata de una enfermedad, sino de un síntoma. Sin embargo, los especialistas en la Unidad del Dolor recomiendan practicar ejercicio de forma habitual así como una correcta higiene postural.
¿En qué consiste el tratamiento?
Al ser la ciática un síntoma de otra afección, debe identificarse la causa y tratarse.
En algunos casos, no es necesario realizar ningún tratamiento y la recuperación ocurre por sí sola. En otros, el paciente debe someterse a un tratamiento farmacológico o a fisioterapia.